Es probable que muchos católicos solo conozcan a san Maximiliano María Kolbe por su martirio, es decir, por aquellas lentas horas de intensa agonía que padeció después de haber intercambiado su vida por la de un recluso de Auschwitz, donde él también se hallaba preso. O quizás también lo conozcan por la devoción que le profesaba san Juan Pablo II, el papa que lo elevó a los altares en octubre de 1982 ante una multitud llegada de Polonia, patria del mártir y del pontífice. A lo mejor también lo recuerdan por su fundación, la Milicia de la Inmaculada, destinada a la conversión de los pecadores, especialmente de los masones, y a servir a Dios a través de la Virgen María (con este fin, portaba siempre la Medalla Milagrosa y repetía una y otra vez la famosa jaculatoria grabada en ella: "Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros, que recurrimos a vos"). Sin embargo, es posible que muchos de ellos ignoren los rasgos de su infancia, así como su pasión por el Evangelio y la vida consagrada, o el innovador uso que les otorgó a los medios de comunicación de su época, y hasta es seguro que desconocen sus inventos, unos sorprendentes artilugios que lo situaron más cerca de nuestro tiempo que del suyo. Con el propósito, pues, de dar a conocer estos datos, nace esta película, una hábil mezcla de imágenes reales del santo, recreaciones muy cuidadas de su biografía y reveladoras entrevistas que nos acercan a su figura.
San Maximiliano Kolbe nació el 8 de enero de 1894, en el seno de una familia humilde de Polonia. Desde pequeño, sintió gran devoción por la Virgen María, que se le apareció en una visión para advertirle de que, en el futuro, sería coronado con la doble palma: la de la pureza y la del martirio (de ahí el título de la obra). En 1910, ingresó en el seminario que la orden franciscana abrió en su ciudad, pero hasta 1918 no sería ordenado sacerdote. Durante sus formación universitaria en Roma, presenció las manifestaciones anticatólicas que la masonería estaba llevando a cabo a la sazón con motivo del segundo centenario de su fundación, por lo que fue entonces cuando sintió la necesidad de organizar una milicia que la combatiera mediante la oración, la santidad y la formación. Para lograr este último objetivo, fundó una revista muy conocida, el "Caballero de la Inmaculada", que alcanzó la friolera de tres millones de ejemplares y que se distribuyó por toda Polonia a lo largo de varios años; en ella, no solo animaba a la oración, sino que presentaba la actualidad cultural y científica del momento. En este sentido, podemos destacar dos aspectos que quizás sorprendan al espectador: por un lado, su interés por el cine, del que dijo que podía transmitir mucho bien, si se usaba adecuadamente; por el otro, su curiosidad por la ciencia, que lo llevó a diseñar una nave espacial, una máquina del tiempo (el heteroplano) y hasta una estación orbital muy similar a la que hoy circunda nuestro planeta. También fundó la Ciudad de la Inmaculada, un convento ubicado en Varsovia que albergó a más de setecientos frailes y desde el que se distribuía la citada publicación periódica.
Pero esta pasión que sentía Kolbe hacia el Evangelio, la santidad y la vida consagrada lo impulsó a trascender sus propias fronteras, puesto que, en 1930, pidió viajar a Japón para fundar allí una Ciudad de la Inmaculada, que sería consagrada exclusivamente a la misión. El lugar elegido para tal efecto fue la ciudad de Nagasaki, en honor de los mártires que derramaron su sangre en suelo japonés durante la persecución del siglo XVII. A este respecto, debemos señalar que, gracias a la película, el espectador descubrirá que el santo profetizó la caída de la bomba atómica en dicho municipio, puesto que desechó una primera ubicación del convento al intuir que este sería arrasado años después por la acción de una bola de fuego... (curiosamente, cuando su vaticinio se cumplió, el único edificio que quedó en pie fue su Ciudad de la Inmaculada, que había sido construida en un lugar más apartado). Cuando volvió a Polonia, regresó al convento que él mismo había fundado, pero fue detenido por el régimen nacionalsocialista, que lo internó en el fatídico campo de concentración de Auschwitz; allí se consagró al cuidado de lo más necesitados y hasta compartió su escasa ración de comida con los demás, un gesto que rubricó con la entrega de su propia vida en favor de uno de los presos el 14 de agosto de 1941, víspera de la Asunción de la Virgen María. En la película, el espectador podrá escuchar el testimonio de uno de los pocos supervivientes de aquella masacre, Kazimierz Piechowski, que conoció en persona a san Maximiliano Kolbe y de quien recibió una única palabra, pero cargada de consuelo: esperanza.
Como hemos señalado, la película mezcla con certera habilidad las imágenes reales de Kolbe, las recreaciones que nos lo acercan y las entrevistas de los expertos en su figura, por lo que se trata de un documento único y muy apropiado para conocer a este santo que, hasta el momento, y para el gran público, ha pasado casi inadvertido. Por desgracia, la película contará con una distribución muy limitada, por lo que indicaremos las salas donde se podrá disfrutar de ella, con el propósito de que sean muchos los espectadores que acudan a ellas y, de este modo, tenga más recorrido:
•MADRID: *Cine PAZ* 16:25; 18:45 y 21:50. *CONDE DUQUE GOYA* 16:00. *CONDE DUQUE SANTA ENGRACIA* 18:00. *CONDE DUQUE ALBERTO AGUILERA* 20:00. *HERON CITY LAS ROZAS* 17:00 (viernes y sábado); 12:00 (domingo). *LA DEHESA CUADERNILLOS (Alcalá de Henares)* 17:00 y 19:00.
•TOLEDO: *OLIAS DEL REY* 20.00; 21.55 y 23.45.
•VALENCIA: *ABC PARK* 16:30 y 20:30.
(Artículo publicado originalmente por su mismo autor en Infovaticana)
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